Implicaciones de la obra de Piaget para los profesores
1. El desarrollo cognitivo y los objetivos de la educación escolar. Si el desarrollo consiste en la construcción de una serie de estructuras que determinan la naturaleza y la amplitud de los intercambios de la persona con su medio y que, además, se suceden invariablemente respetando la tendencia hacia un equilibrio mejor, podemos entonces concluir que el objetivo último de la educación ha de ser potenciar y favorecer la construcción de dichas estructuras.
En el caso de la educación infantil, por ejemplo, la acción psicopedagógica estará dirigida fundamentalmente a potenciar y favorecer la construcción de las estructuras operatorias concretas y las competencias que la caracterizan: reversibilidad, juicio moral autónomo, reciprocidad en las relaciones, coordinación de los puntos de vista, etc.
Del mismo modo, en la educación primaria el objetivo último consistirá en potenciar y favorecer la construcción progresiva de las estructuras operatorias formales y las competencias cognitivas, efectivas y relacionales que la caracterizan.
En general, cualquiera que sea el nivel de enseñanza en que nos situemos, la educación escolar tendrá como meta contribuir a que los alumnos progresen a través de los sucesivos estadios o niveles que configuran el desarrollo. De este modo, todas las decisiones didácticas -desde la selección de contenidos y la organización de actividades de aprendizaje, hasta las intervenciones del profesor o los procedimientos de evaluación- quedan supeditadas al logro de este objetivo último.
2. El nivel de desarrollo y la capacidad de aprendizaje. Como estamos viendo, la capacidad de aprendizaje depende del nivel de desarrollo cognitivo del sujeto. La posibilidad de que un alumno pueda realizar un determinado aprendizaje está obviamente limitada por su nivel de competencia cognitiva. Así, por ejemplo, los niños del nivel preoperatorio no pueden aprender las operaciones aritméticas elementales porque no poseen todavía los instrumentos elementales que requiere dicho aprendizaje.
Es pues aconsejable analizar los contenidos del aprendizaje escolar con el fin de determinar las competencias cognitivas necesarias para poder asimilarlos correctamente.
Si se fuerza a un alumno a aprender un contenido que sobrepasa sus capacidades, muy probablemente el resultado, si es que lo obtiene, será la pura memorización mecánica o la comprensión incorrecta.
Los niveles de desarrollo identificados por la psicología genética. En la medida en que definen niveles de competencia cognitiva que determinan lo que el sujeto puede comprender, hacer o aprender en un momento determinado, son útiles como punto de referencia para seleccionar los contenidos de la enseñanza. Un ejemplo típico de esto es la jerarquía de competencias cognitivas que aparecen en la construcción del espacio representativo. Las investigaciones psicogenéticas muestran que el niño comprende y utiliza las propiedades topológicas y sólo después es capaz de dominar las propiedades proyectivas y euclidianas.
Este descubrimiento puede servir entonces como punto de partida para una secuenciación de los contenidos de las enseñanza de la geometría sobre la base de las edades medias en que los alumnos alcanzan las competencias cognitivas necesarias.
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