El corazón tiene aproximadamente el tamaño de un puño. Igual que tu puño ha crecido desde que eras un bebé, también tu corazón crece. Además, practicar deporte ayuda a que el corazón se haga más grande y fuerte. Los deportistas tienen un corazón muy grande y, cada vez que late, impulsa mucha sangre.
El corazón de un bebé, en cambio es mucho más pequeño y late muy deprisa. Es como patinar: al principio, hay que dar muchos pasos para avanzar. Pero cuando aprendes a deslizarte, puedes recorrer el mismo trayecto con muchos menos pasos.
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